He de llevarte, Amor, como bandera, desde el principio al fin de mi camino. No importan los puñales que, el destino lance a mi corazón, cuando más quiera.
Quiero vivirte, Amor, a mi manera, aunque, a veces, parezca un desatino. Hasta que mi pisar, lento, cansino, deje notar su ausencia en esta acera.
Sólo tú eres la musa y el sustento de mi alma enamorada de poeta. Dulce o amarga miel de mi momento.
Darás a mi existir el fundamento y cuando mi hora anuncie la trompeta, te llevaré…a mi último aposento. |