¿Dónde olvidó la lógica su
empeño?
¿Dónde
la plenitud el alma mía?
Nació
anhelo, más crece en agonía
hoy,
que quema a mi alma ardiente leño.
¿Será que es vano el rol que desempeño,
donde
al nacer se muere la alegría;
donde
la espera es lema y triste guía;
y
corona a lo grande lo pequeño?
Redondos,
van girando los minutos,
mientras
muestran, burlones, un escrito:
“Recuerda,
no tenemos sustitutos”.
Y
mi ojos, mirando al infinito,
velando
su fulgor oscuros lutos,
intentan
separar verdad…y mito.
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