MI
ROSAL
Una
rama gentil y esplendorosa,
de mi
amado rosal, tanto ha crecido
que,
sobre la escalera se ha subido,
hasta
mi misma puerta, sigilosa.
Y esta
tarde amarilla y calurosa,
al
salir, precediendo a mi marido,
me
encontré frente a frente, florecido,
el
precioso capullo de una rosa.
¿Una
ofrenda, tal vez, agradecida
por el
mimo y cuidado recibido?
Caminaba,
pensando que, la vida
encierra
mil misterios y es sabido:
no fue
humano su punto de partida,
y que
gana al saber, lo no sabido.